El día había llegado, y Kavi, un joven de la tribu de los Nubakas, estaba emocionado y nervioso pues se encontraba ante un reto que marcaría su camino hacia la adultez. Era la primera vez que se depositaba ese nivel de confianza y sería enviado solo a cazar en la selva.
Su padre, el sabio líder de la tribu, le había otorgado su bendición para que eligiera a su guía y compañero de viaje. Sin dudarlo, Kavi eligió a su mejor amigo, Luka, conocido por su habilidad para contar historias y su alegría contagiosa.
El primer día, se adentraron valientemente en el espeso corazón de la jungla, armados con sus lanzas y la determinación en sus ojos. Al atardecer montaron un campamento rudimentario y juntaron ramas para encender un fuego. Pero, por más que se esforzaron, las chispas se negaban a bailar sobre la madera. #FuegoFallido 🔥
La noche cayó rápidamente, envolviéndolos en una oscuridad gélida.
Kavi, sintiendo el estómago rugir de hambre, se volvió hacia su amigo con una sonrisa. Su confianza en él aún seguía intacta. Le pidió a Luka que sacara algo de comida de su bolsa, una comida que preparaban con esmero las mujeres de la tribu para los cazadores. Sin embargo, en ese momento, Luka se dio cuenta de que había olvidado la bolsa en el río cuando entraron a nadar. #ComidaPerdida 🍲
La mirada de Kavi pasó de la sonrisa a la incredulidad, y luego a la desesperación.
Con el estómago vacío, la noche oscura y el frío penetrando en sus huesos, intentaron dormir, abrigándose con unas grandes hojas de una planta que habían encontrado. Sin embargo, en lugar de la comodidad que esperaban, sintieron un intenso escozor que pronto se extendió por todo sus cuerpos. La planta bajo la que dormían resultó ser venenosa, y pasaron la noche retorciéndose de dolor y picazón. #NocheVeneno 🌿😫
La mañana siguiente los encontró en estado lamentable. Agotados, asustados, con frío y sus cuerpos llenos de manchas. Kavi le dijo a Luka que ya no tenía sentido continuar y que lo mejor era regresar a la tribu. Le pidió a su amigo que encontrara el camino de vuelta, pero Luka respondió con una sorprendente falta de orientación.
“¿Cómo, no sabes por dónde vinimos, tú eres mi guía?”, preguntó Kavi, desesperado.
“Me distraje mirando los pájaros y pensé que tú conocías el camino”, respondió Luka, con una mirada de culpabilidad.
Pasaron el día dando vueltas, perdidos en la vastedad de la selva. Ya sin esperanzas, escucharon voces acercándose. Eran el padre de Kavi y los cazadores de la tribu, quienes habían salido en su búsqueda.
Lecciones de Confianza
De regreso en la tribu, el padre de Kavi se mostró preocupado y decepcionado. Le preguntó a su hijo por qué había elegido a Luka como su compañero de caza. Kavi explicó que apreciaba mucho a Luka y que habían sido amigos desde la infancia, creyendo que esto sería suficiente.
El padre de Kavi reflexionó sobre las experiencias de su hijo y le hizo una serie de preguntas:
“¿Luka sabe cómo ubicarse en la selva, prender un fuego y evitar peligros?”
Kavi suspiró y respondió, “No, no lo sabe.”
“¿Luka es capaz de cumplir los compromisos asignados, como cuidar de las raciones y mantenerse atento al camino?”
Kavi bajó la mirada y admitió, “Tampoco, no cumplió.”
“¿Luka fue sincero respecto a su capacidad para ser tu guía y compañero?”
Kavi sacudió la cabeza y murmuró, “Pensé que estaba implícito, pero no lo mencionó.”
“¿Luka estaba comprometido con la travesía o se distrajo con otras cosas?”
Kavi sonrió culposamente, “Se pasó jugando, nadando y observando a los insectos y pájaros que encontramos.”
El padre de Kavi finalmente concluyó, “Entonces, Luka es simplemente tu amigo. Es valioso en muchas maneras, pero como amigo. Para una jornada de caza, no es competente, no es confiable, no es sincero y no se involucra. Así es como debes medir el nivel de confianza que debes tener con tus colaboradores, sin importar cuánto los conozcas en un dominio específico, debes evaluarlos en función de las tareas que les asignes.”
Kavi asintió con humildad, habiendo aprendido una lección valiosa sobre la confiabilidad y la competencia en sus compañeros de viaje. Con su experiencia en la selva y las palabras sabias de su padre, Kavi se preparó para futuras aventuras con un discernimiento más agudo y una confianza mejor fundamentada en los que lo rodeaban.
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